viernes, 11 de enero de 2008

"Disfrutamos de una luna de miel perfecta"

Cuando sus hijos los sometan al clásico cuestionario familiar y les pidan explicaciones acerca de cómo se conocieron, Ximena Capristo (30) y Gustavo Conti (32) resolverán la inquietud reproduciendo en DVD y, en diferentes planos, el momento exacto de su primer beso. Privilegio testimonial de unos pocos, lejos quedó aquella época en que ambos estuvieron custodiados por la siempre atenta mirada de Gran Hermano, en 2001. Sin dudas, ese fue un episodio en sus vidas que nunca olvidarán. No sólo fue el detonante para cambiar sus trajes de camarera y de recepcionista de albergue transitorio por los de personajes del espectáculo, sino un nido en el que forjaron un amor que muchos creían ocasional pero que, al menos en los papeles, es para siempre.
En la isla de CARAS, el flamante matrimonio disfrutó las bondades de un lugar que no conoce de avaricias. Anduvieron en jet-ski, compartieron románticos paseos en canoa y cenaron a la luz de las velas, según indica el libreto del amor. Espontáneos, simpáticos y sin ningún tipo de divismos: así son Ximena y Gustavo, quienes en su primer viaje al exterior, cambiaron el casillero de soltero por el de casado, y se embarcaron en un viaje de bodas soñado.
—¿Soñaban con una luna de miel en una isla?
—G: Es vivir lo que ves en las películas. Hay una vista y una energía increíbles. Este lugar es soñado, maravilloso.
—X: Nosotros queríamos ir a una isla, donde pudiéramos relajarnos, sin mucha gente.
—G: Es perfecto, como nuestro casamiento. Y la luna de miel también lo es porque la disfrutamos en el lugar ideal.
—¿Viven con intensidad?
—G y X: —¡Siempre!
X: Todo lo que hacemos es a full, tanto en el trabajo como en el amor. Siempre es todo o nada.
—G: No hacemos nunca las cosas a medias. Aunque no sé si está tan bien.
—X: ¿Por qué no está bien?
—G: Porque existen grises y uno los ve sólo cuando para la moto. En el trajín siempre es negro o blanco. Pareciera que uno tiene que tomar decisiones rápidas porque si no te comen. Es como si vivieras en una selva.
—¿Antes de Gran Hermano vivían así?
—X: También. Siempre cada uno de nosotros fue el motor de su familia. Y ahora que uno pueda disfrutar está bueno. Por eso debe ser que nosotros vivimos tan intensamente.
—G: Desde el 4 de agosto de 2001 hasta ahora fue todo maravilloso.
—X: Y apostamos a que siga siendo de esa forma.
—¿Cómo los sorprendió el hecho de encontrar el amor dentro de un reality?
—X: Fue muy raro porque cuando menos te lo esperás te llega.
—G: Tampoco era el ámbito, un lugar donde te mira un país entero.
—X: Y fue insólito. No me podía pasar algo normal.
—G: ¿Querés decir que fuiste anormal toda tu vida? (risas)
—X: Puede ser. Y me tocó un anormal.
—¿Cómo vivía adentro de la Casa con este hombre al acecho?
—X: Fue complicado, tenía muy en claro que si estabas con alguien no ganabas. Pero todo pudo más. Cuando nos contábamos nuestras historias vimos que coincidíamos en muchas cosas.
—G: El ser un generador o un motor en nuestras familias. Yo vivía con mi viejo y perdí a mi vieja. Quedamos los dos solos.
—X: También tuve una historia complicada, con una infancia en la que mi mamá tuvo que cumplir ambos roles.
—¿Su padre no asistió a la boda, Ximena?
—X: No estuvo presente. De hecho, a la iglesia entré con mi suegro.
—G: Que se lo merecía.
—X: Obvio, tu papá es un grande. Entonces las historias coincidían y ambos teníamos la idea de formar una familia y de tener hijos.
—¿Cómo siguió la relación fuera de la Casa?
—G: Igual, seguimos manejando los mismo códigos. Ninguno se llevó un chasco con el otro.
—¿Cuánto tiempo pasó para que se fueran a vivir juntos?
—X: Nunca nos separamos.
—G: Nosotros empezamos a convivir sin conocernos. Fuera de GH lo hicimos un poco en mi casa y en la de mi suegra, hasta que alquilamos un departamento. Después compramos uno miniatura hasta que nos mudamos a una casa más grande.
—¿Construyeron juntos una pareja y, al mismo tiempo, una carrera?
—G: Fue algo que se generó naturalmente. Y, ojo, se dio con mis celos y con los de ella. Cuando la Negra va a un boliche los flacos se mueren y, si uno es muy celoso, es difícil bancárselo. Contále la primera vez que vi que dos bailarines te levantaron de la cola.
—X: Después de ver un ensayo, Gustavo me dijo: “¿Cómo puede ser que estos tipos te toquen toda para levantarte? Yo me peleé con mi novia porque me dijo que iba a tomar clases de salsa, ¿y ahora esto?”. No lo podía creer. —G: Para mí era chino básico. Pero ella me tenía que convencer por el lado de la confianza. Nosotros hacía apenas un mes y medio que vivíamos juntos, afuera de la Casa.
—¿Qué aspecto de él le llamó la atención la primera vez que lo vio?
—X: La verdad que nada (risas). Pero después me fue conquistando su forma de ser. Su buena onda, que regocija.
—¿Y a usted, Gustavo?
—G: El tajo en la pollera de la primera noche (risas). La vi auténtica y le creí siempre.
—¿Ahora van por los hijos?
—X: Tenemos ganas.
—G: Es un tema que se habla, pero ella ahora está trabajando muy bien y hay que aprovecharlo y disfrutarlo. Entonces todavía no es el momento, falta un poquito. Capaz que el día de mañana yo exploto laboralmente y le digo que se relaje un año y se ponga en planes de madre. Desde 2001 la vida me sorprende a todo momento.
—¿Lo imagina como padre?
—X: Será el mejor papá. Le encantan los chicos y ama a su sobrino. Desea un hijo.
—G: Unos cuantos. Yo quiero tener un montón para llevarlos en una camioneta; decir de golpe: “Todos a mamá” y en ese momento tirarnos encima de ella.
—¿Cómo manejará los celos, si tiene hijas?
—G: Qué mal que me pone ese tema. Hasta que no llegue un varón no pararemos de buscar. Igual, mi sobrino se va a encargar de cuidar a todas.
—¿De qué manera la imagina a Ximena mamá?
—G: Como una leona a la hora de defender a sus hijos.
—¿Cómo es Gustavo?
—X: Es muy ansioso, quiere todo para ayer. Es un nene. Pero me gusta poder sobreprotegerlo. Al mismo tiempo sé que a mí no me toca nadie, él me recontra protege.
—¿Hace de madre por momentos?
—X: A veces sí. Pero lo paso bien. Nos divertimos mucho juntos. No sabemos lo que es el tedio. Vamos en el auto, paramos en el semáforo y miramos a otras parejas que ni se hablan. Nosotros, en cambio, disfrutamos todos los momentos.
—¿Es romántico?
—X: Es muy «chongón».
—G: ¿Querés decir que soy medio bruto?
—X: ¡Vos lo dijiste! No me gustan los hombres muy refinados, sino el chico de barrio. El hace los mejores asados pero de las cenas románticas me ocupo yo.
—G: Lo hace tan bien, que no tiene sentido que yo me meta.
—¿Se permiten el mal humor?
—G: Como dice Moria (Casán): Todo lo que entra tiene que salir. Si lo guardás, se pudre.
—X: No nos peleamos mucho
—G: Pero cuando lo hacemos...
—X: Cada uno expone su punto de vista con su propio estilo.
—G: Ella lo hace a su manera y yo, a la mía. Después está todo bien.
—¿Cómo se complementan?
—G: No está determinado ni está asignado. Nuestra relación es como el rating, vivimos el minuto a minuto.
—X: Entre nosotros no existen las órdenes. Si alguien hace algo no es porque el otro se lo haya impuesto. Somos desobedientes. Pero también hay un equilibrio y no hay que tirar de la soga.
—G: ¡Vos tirás! Sos medio susceptible también...
—X: Sabés que no. Más de una vez te escuché decir que me gané el cielo por cómo te trato.
—G: Y, te lo ganaste... No es fácil estar conmigo. Por suerte la mayoría de las veces tengo la razón.
—¿Quién es el dueño de la verdad en casa?
—X: Yo. Siempre.
—G: No, la tengo yo.
—X: ¿Cuál es siempre tu última palabra? Decís: “Está bien, Negra, tenés razón”.
—G: Bueno, ¿pero tengo la última palabra o no?
—X: O tenemos la opción `sí, mi amor´.
—G: Está bien, hago lo que quiero pero la última palabra la tiene ella. A ver si me deja...
—¿Se imaginan de ancianos?
—G: Sí y no.
—X: Yo, si.
—G: Es que no quisiera ser viejo nunca.
—X: Vas a ser un pende-viejo.
—G: Voy a tener 80 años y saldré con toda la onda, como un viejo copado.
—X: Pero, en definitiva, vas a ser un viejo.
—Casi nunca logran ponerse de acuerdo. ¿Puede ser que ese sea el secreto de la relación?
—G: Tenemos formas distintas pero somos iguales; cada uno aporta su locura y logramos un equilibrio. Para cerrar, por si te quedó alguna duda, yo, viejo no voy a ser nunca, nunca

Fuente: Revista Caras


1 comentario:

Anónimo dijo...

hola q hermosa mujerq sos me gustas un monton te haria de todo me gustaa tu cola como te la haria marcelo_fabian64@hotmail.com agregame.