Catherine Fulop en Paparazzi.

La actriz decidió aceptar el desafío, y se convirtió en una de las figuras del reality de ShowMatch. La exposición, los miedos y los celos serán un paso obligado en la entrevista. Y atención, porque el jurado también tendrá lo suyo…

El acento caribeño, con su infaltable chévere, es la marca registrada de Catherine Fulop. Eso podría decirse si uno sólo la hubiese escuchado. Porque su belleza y sensualidad también son propiedad de la venezolana. Desde hace unas semanas, Cathy regala ese carisma y encanto a la platea masculina que sigue, atenta, cada uno de sus movimientos en Bailando por un Sueño 4, el concurso de ShowMatch.

–¿Por qué te costó tanto dar el sí para participar en Bailando?
–Porque tenía muchísimo miedo. El programa siempre me pareció súper divertido, pero no sé si tengo el carácter o el espíritu para ser juzgada tan abiertamente. La producción me convocó desde la primera edición, y siempre dije que no. Me ganaron por cansancio, porque me gusta bailar, y porque la finalidad del concurso es muy linda. Pero no me gustan los realities… Eso de meterse con la gente y que se metan conmigo, no es para mí. Y Bailando es como un reality, uno empieza a sufrir y reaccionar, a dejar en evidencia lo bueno y lo malo que tiene. Pero está bueno aceptar el desafío de combinar pela bailarina con la actriz.

–¿Te preocupaba el alto nivel de exposición?
–No… Eso lo puedo aguantar porque tengo años en el medio y sé que a la gente le gusta saber de la vida de los artistas. Lo que me cuesta es el tema de que me juzguen. Me es difícil enfrentar eso todas las semanas, pero lo tengo que superar.

–¿Le tenés más miedo al jurado que a las presentaciones?
–(Risas) Hay un tema… Soy una figura que lleva 21 años en esta profesión, me conocen en varios lugares de Latinoamérica, trabajé en Italia y España. ¿Qué necesidad tengo de que vengan a juzgarme, a decirme lo que hago bien o lo que hago mal? Soy una profesional y me duele cuando alguien juzga mi trabajo injustamente. A veces siento que en el jurado no hay parámetros, no hay una ley común. Las calificaciones varían en cada uno de los jurados. No hay un criterio unificado entre ellos. ¡Ojo! No es que los critique. Sólo digo que se guían por sensaciones, y no por saberes.

–¿Te sentís en inferioridad de condiciones con respecto a las participantes más jóvenes?
–No, para nada… Tengo un cuerpo muy trabajado por tanta gimnasia y, por suerte, me responde muy bien.

–¿Recibiste consejos para el baile?
–Sí, de Laura Fidalgo. Me dice que tengo que aprender a volar en el aire, porque las bailarinas lo hacen. Ensayo en su escuela, y siempre tengo a sus profesores a mi disposición. Con Laura compartimos una obra de teatro todo el año pasado y quedamos amigas. Es un apoyo muy lindo que me da. Me hubiese encantado que ella o Reina Reech estuvieran como jurados, porque Laura es una excelente bailarina y tiene mucha experiencia en Bailando. Me parece que en el jurado hace falta alguien que sepa de técnica. Pero igual no importa, porque el jurado sabe mucho del mundo del espectáculo. Y desde la intuición pueden ver dónde falla uno.

–¿Tu objetivo es ganar o mostrar otra faceta?
–Es un reto poder superar todos los obstáculos que presentan mis propios miedos. Poder hacer todos los trucos que me propongan, que es algo que nunca hice. Y además… ¡quiero ganar! Soy competitiva, muy echada para adelante. Creo que me mantengo vigente por la perseverancia y porque siempre quiero lograr algo más. Ya que acepté el reto, quiero ir hasta las últimas consecuencias. También existe la posibilidad de que me saquen del programa, y eso es otra cosa que tengo que empezar a trabajar. Pero, por orgullo personal, quiero ganar.

–¿Con quién te gustaría estar en la final?
–La final soñada sería con Paula Robles, la esposa del jefe. Estoy haciendo un súper esfuerzo, y participar es un crecimiento personal muy importante. Vengo de una pérdida muy grande, como la de mi padre, el año pasado. Y necesitaba un poco de alegría, cosas que me sacaran de esa tristeza.

–¿Cómo ve tu familia tu participación en Bailando?
–Las gordas (por sus hijas) están requete entusiasmadas, felices. Pero nos les gustó nada que su madre se subiera a la falda de Sofovich. Y a mi marido le pasó lo mismo. Ova (Sabatini) me dice que sufre al ver el programa, y se enoja cuando me ponen baja puntuación. Pero ni loco va a verme en vivo.